domingo, 15 de febrero de 2009

3ª Semana, John Less

Nada como empujar la puerta de casa y oler su especial perfume al entrar dentro, aunque tu casa sea una caravana y aunque lleve casi a rastras a una señora, mi madre, que apenas se sostiene en pie. Noto en su cara una leve sonrisa al darse cuenta de que todo sigue en su sitio y de que le tengo un ramo de flores puesto en la encimera de la cocina, si es que se puede llamar así. Después de dos semanas encerrada en un hospital por fin consigo traerla de vuelta a casa. Han sido diez días sin tregua, de las calles al hospital sin descanso, parando sólo para dar una vuelta a Courb y vigilar que seguía aparcada en su sitio.

Ella aún trae la pierna escayolada, han tenido que insertarle un par de tornillos y el médico dice que hasta dentro de un mes no la podrán quitar, sin embargo me comentó que es bastante probable que todo vuelva a la normalidad y que con un poco de rehabilitación consiga andar sin ayuda. La miro de forma compasiva y ella me devuelve una mirada llena de culpabilidad.

- Vamos mamá, te vendrá bien una ducha.

Le apaño un taburete para que se siente mientras se lava, le ayudo a sentarse y salgo del baño a expresa condición suya, sé que aunque le cueste moverse hay cosas como su orgullo propio y su independencia que no podré cambiar. Al salir me veo en el espejo, la perilla ha crecido sin control y han aparecido nuevas arrugas en el final de los ojos. Creo que estos días nos han envejecido un poco a todos.

Espero a que ella se termine de duchar y salgo a comprar algo, pienso, pero sé que tampoco tengo mucho dinero que gastar. Apenas he tenido tiempo para tocar entre tanto trajín y para colmo parece que la gente tampoco se ha compadecido con sus aportaciones económicas.

- John, ya estoy lista - me llaman y me la encuentro ya vestida y sentada en el escusado-.

- ¿Pero mamá, como has…?

- Tranquilo hijo, estoy bien, ayúdame a sentarme en mi sillón porfa.

Y la llevo, y paso una hora sentado a su lado, sesteando, por primera vez en muchos días.

- Mamá, tengo que salir… hoy hace sol y creo que la gente estará por las calles…

- No te preocupes, yo estaré bien aquí.

La tarde no va nada mal. Consigo el suficiente dinero para un par de días y me permito el lujo de comprarle un pequeño detalle de bienvenida a mamá, creo que es el primero que le hago en demasiado tiempo, seguro que me pedirá que lo devuelva, ella es así, siempre piensa que no necesita nada. Pero aún así, se lo llevo, y le gusta, y… y me hace feliz el volver a verla feliz.

Apenas tengo ganas de contar nada, estoy demasiado cansado, necesito reponerme un poco, reajustar mi vida, nuestra vida, cuidarla en todo lo que pueda y seguir adelante.

La noche se plantea agradable, saco una silla a la puerta y ensayo al raso un par de melodías improvisadas. Sé que a ella le ayudan a dormir.

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